LOS LIBROS DE PALO 2022.

Bueno, bueno, bueno, fanes palitos, un año más que se acaba y un año más en el que me he superado en cuanto a lecturas (no lo cuento para presumir, lo cuento porque el post sobre mis lecturas siempre está en el TOP 3 de visitas anuales, por lo que entiendo que os gusta).

Este año han caído 21 novios libros. Además, he tenido un hijo me he leído unas cuantas veces MI LIBRO (esto último sí lo digo para vender presumir) y no quiero dar la fecha exacta de publicación por si acaso, pero adelanto que será en enero/febrero 2023 (este tema se merece post con los detalles cuando proceda, no os preocupéis). Y no me enrollo más, aquí os dejo mis lecturas de 2022:

—La Comunidad (Helene Flood): después de devorar su anterior thriller (La psicóloga), estaba convencida de que esta autora volvería a sorprenderme, pero empezar con esas ilusiones, a veces es un arma de doble filo. El libro es entretenido y durante muchos capítulos engancha, pero otras partes (sobre todo hacia el final) me parecieron lentas y un cierre flojo.

—Fahrenheit 451 (Ray Bradbury): It was a pleasure to burn (no me quiero ir de bilingue porque no lo soy, quién se haya leído este libro lo entenderá y quién no se lo haya leído, no sé a qué espera). El estilo de Bradbury me gusta tanto que puede que este sea uno de los libros que más he subrayado —después del manual de Derecho Penal que cierto profesor (cuya identidad prefiero no revelar) escribió y nos ‘sugirió’ comprar para aprobar—. Ni confirmo ni desmiento que también lea mucho a Bradbury porque su apellido rima con Cadbury, esos chocolates que de pequeña me compraba con toda la ilusión en Inglaterra (ahora que los venden en Mercadona, se acabó la magia). Y ya me he ido por las ramas. En resumen: cada día soy más fan de las distopías futuristas, leed a Cadbury y compraos una chocolatina de Bradbury rellena de caramelo.

—La Señora March (Virginia Feito): este libro salía en todas las listas de libros recomendados hasta tal punto que estuvo agotado bastante tiempo; si a eso le sumamos que soy mega fan de los artículos que escribe esta persona cada mes en la revista Vanity Fair, os podéis imaginar que empecé el libro con muchas ganas, pero ya estamos otra vez con las expectativas, que las carga el diablo. Me ha parecido una lectura demasiado previsible. Era todo tan obvio que a medida que avanzaba, mi mente pensaba: sigue leyendo, tiene que haber un giro salvaje de última hora que te deje con la boca abierta. Pues no voy a hacer spoiler, pero ni giros salvajes, ni bocas abiertas en las que entran moscas. Podéis darle una oportunidad porque el libro está muy bien valorado en Goodreads y quizás —como me pasa con Joel Dycker, que a toda la humanidad le encanta y yo no consigo engancharme— no eres tú, soy yo, Mrs. March. A favor, quiero decir que las descripciones son muy buenas y te imaginas perfectamente cómo es esa peculiar Señora March, las cosas que ve y los escenarios en los que desarrolla la trama.

—La insoportable levedad del ser (Milan Kundera): lo sé, llego tarde. Me habían hablado muy bien y muy mal de este clásico, así que quise forjar mi propia opinión. Toda la trama gira alrededor de los conceptos de levedad y peso y a lo largo del libro se cuestiona cuál de esos dos ejes debe regir en la vida. Hubo muchos capítulos que me engancharon y me hicieron pensar: ¡Guau! ¡Qué intensidad! (en plan bien) ¡Esto me representa! ¡Esto me recuerda a la historia de mi amiga Antonia!. Pero otras partes me parecieron demasiado filosóficas e intensas (en plan mal) para mi mente rubia. Me alegro de habérmelo leído porque tiene reflexiones muy buenas y me quiero poner un poco cursi intensa con dos frases con las que me quedo: «Allí donde habla el corazón es de mala educación que la razón lo contradiga”; “El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien, sino en el deseo de dormir junto a alguien«.

—La Bestia (Carmen Mola): paso de las cursilerías de arriba a esta novela no apta para almas sensibles por su caracter sangriento. En general, no soy muy dada a utilizar la fórmula que dice “Si te gustó esto, te gustará esto otro”. Me da la sensación de que estoy apoyándome en un algoritmo facilón para reducir algo, en este caso un libro, a ciertas etiquetas. Pero aquí voy a tomar prestado ese algoritmo porque creo que cuando no te quieres enrollar, puede ser útil: si te gustó la trilogía ‘La novia gitana’ de la misma autora los mismos autores, está novela te atrapará.

—Mientras escribo (Stephen King): una joya para cualquier persona a la que le guste escribir. Escriba novela de terror, narrativa de ciencia ficción o esta especie de manual autobiográfico, Stephen King tiene un humor tan ácido que mientras leo sus novelas, solo quiero quedar con él y meterme en su cabeza. La primera parte del libro es una pequeña autobiografía en la que cuenta cómo desde pequeño, siempre tuvo interés por la escritura. En la segunda parte desarrolla algunas herramientas básicas, trucos, explica la figura del agente literario. Hay una tercera parte muy corta en la que cuenta cómo la escritura le ayudó a recuperarse de un accidente del que casi sale con los pies por delante. Con permiso de Fahrenheit 451, he dejado este libro más subrayado que los apuntes de Derecho Penal a los que he hecho referencia arriba y se lo recomendaría a cualquier persona a la que le guste escribir. Si el arte de las escrituras no va contigo, probablemente la segunda mitad del libro no te interese demasiado, así que mejor léete Carrie y muérete de miedo.

—Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes (Blanca García-Orea): me encanta leer todo lo relacionado con nutrición para tontos rubias (sin tecnicismos ni formulitas químicas). En este libro se explica de manera muy sencilla, cómo funciona nuestro aparato digestivo. Como no es el primer libro de nutrición para rubias que me leo, la mayoría de la info ya la conocía.

—La chica número 11 (Amy Suiter Clarke): novela negra estupenda para leer en verano, época en la queremos libros que enganchen y poco más. Personajes perturbadores y buenos giros de guion .  

—El mentalista (Camilla Läckberg / Henrik Fexeus): había dicho que no le daría más oportunidades a Camilla porque en sus últimas novelas introduce el feminismo, el empoderamiento femenino, con calzador y en mi opinión, queda muy forzado, pero como sus primeras novelas me rechiflaron y yo soy de las que si se encariña con una piedra, le da dos y tres oportunidades de tropiezo, puedo decir que con esta piedra no me equivoqué y sus páginas me atraparon. Thriller psicológico en el que su protagonista, el mentalista, hace que leamos la novela desde un nuevo punto de vista.

—Una historia ridícula (Luis Landero): partiendo de la base de que me encanta el estilo del autor, con un lenguaje y una manera de escribir únicas para mí, esta historia (ridícula) rápida y llena de humor e ironía, me ha gustado mucho.

—Ojos de agua (Domingo Villar): lectura que entra rápido en el cerebro y engancha desde la primera página (devorado en 2 días). Hace muchos años me leí ‘La Playa de los ahogados’, del mismo autor, sin saber que era el libro núm. 2 de esta trilogía y me encantó. Por tanto, una vez más venía con las expectativas muy altas y confirmo que me ha gustado tanto y más de lo que esperaba. La capacidad de Domingo Villar para describir Galicia, con sus paisajes, su gastronomía y su cultura son de 10. He leído a pocas personas que sepan describir(nos) a los gallegos como él. Con la pérdida del autor, han reeditado sus obras. Tengo pendiente la tercera parte de la trilogía: ‘El último barco’, pero confirmo que el orden de los factores no altera el producto. Carne de cañón serie para Netflix ¡Ahí lo dejo!

—Modern Love: recopilación de artículos cortos publicados a lo largo de los años en la columna del New York Times titulada ‘Modern Love’. Historias desternillantes, historias emotivas, historias locas para leer cuando solo tienes un ratito corto de desconexión.

—Preludio a la Fundación (Isaac Asimov): si me queréis, irse leéis desde hace tiempo sabéis que, aunque al principio era reticente a las lecturas de ciencia ficción, a día de hoy me declaro fan de Asimov. Me ha gustado muchísimo la manera en que este libro, escrito con posterioridad a las sagas de Robots y Fundación, hace de nexo entre ambas sagas. En este caso, el libro es de aventuras y deja a un lado los tintes de novela policiaca que tenían los robots. Me ha sorprendido positivamente y el final me ha dejado boquiabierta ¿qué si engancha? Pues son más de 400 páginas con letra pequeña (un buen tochito) que devoré en 10 días mientras me recorría las largas playas portuguesas. Deseando empezar con la saga Fundación (a poder ser, recorriendo las playas portuguesas otra vez).

—La novela del verano (Emily Henry): la había visto recomendada en muchos sitios y me ha parecido muy sin más. Típica novelina para adolescentes, fácil y predecible; eso sí, me la he leído en tres días de verano porque en el fondo soy muy adolescente

—1984 (George Orwell): otro clásico al que llego tarde. Bueno, quizás no había llegado mi momento hasta ahora, yo que sé, pero me ha parecido buenísima. Sin palabras. Otra distopía para la colección.

—Gracias, vida (Lucía Benavente): compilación de poemas, pensamientos bonitos y arte. Fácil de leer y profundo en cierta manera. Es un libro distinto, no es lo típico que me suelo leer y me ha parecido muy bonito.

—La conspiración Medici (Bárbara Frale): no soy muy fan de la novela histórica, sin embargo, en este libro la autora coge los datos y los decora de una manera que da lugar a una narración llena de intrigas. Me ha gustado mucho y voy a soltar una opinión impopular: si no tienes mucha idea de la historia, recomiendo leerla con el ordenador (o móvil) al lado para ir consultando los parentescos entre personajes, cuadros que a día de hoy son obras de arte o lugares en los que transcurren las cosas. Se lee más lento, pero se hace mucho más interesante.

—Los Cinco y el tesoro de la isla (Enyd Blyton): gracias a la colección de libros de Los Cinco me enganché a la lectura con ocho años, así que cuando encontré varios ejemplares en una feria del Libro Antiguo, no dudé en adquirir unos cuantos. Me encantó releer este, porque me transportó a la isla de Kirrin, pude volver a oler sus emparedados y hasta saboreé la cerveza de jengibre. Me llamó la atención el discurso de Georgina, una de las protagonistas que dice: Odio ser una chica. No me gusta hacer lo que hacen las chicas. Me gustan las cosas de chicos, así que llamadme Jorge. Quizás algún ministerio actual debería inspirarse en ella y reivindicarla… O no.

—La ladrona de huesos (Manel Loureiro): buenos giros de guión, personajes muy bien definidos y una localización especial (el Camino de Santiago) que hizo que el libro llamase mi atención desde la mesa de Novedades. Hazte un té, enciende la chimenea (aunque sea la de Youtube), tápate con una manta y prepárate para hacer el Camino de una manera diferente. Libro adictivo que te hace preguntarte todo el rato: Pero ¿qué está pasando? ¿Cómo puede ser esto así? ¡Es imposible que haya una explicación!. Yo no le pido nada más a una buena novela negra.

—El peligro de estar cuerda (Rosa Montero): este libro me ha flipado y como persona a la que le gusta escribir escritora, me he sentido muy identificada. A la hora de recomendarlo, me pasa como con el libro de Stephen King que he mencionado arriba. Depende (sí, soy gallega). Partiendo de su experiencia personal, la autora, Rosa Montero, después de investigar y estudiar, llega a la conclusión de que los artistas están (estamos) completamente majaras —esto es algo que está comprobado— y que concretamente, los escritores, tienen (tenemos) un 50% más de posibilidades de suicidarse que la población general (con esto no me siento identificada, podéis estar tranquilos). Cuando digo que me siento identificada, me refiero a muchos temas que trata, como el del síndrome del impostor (lo tengo y desde que he escrito un libro se ha acentuado) o a sensaciones como que cuando escribo “el tiempo se queda en suspenso y me posee una especie de trance”, lo cual me sucede siempre que me siento delante del cuaderno con un boli; me tengo que poner alarmas porque se me pasan las horas y me olvido de que existo, de que tengo que alimentarme o de que he quedado con Brad Pitt.

—En persona no aparentas tantos likes (Carmen Estéfano y Luis Hernández): me lo leí bastante rápido, pero no me gustó. Me parece poco coherente y las cosas que se supone, tienen que hacer gracia, a mí no me la hicieron. No me gusta no extraer nada bueno de un libro, pero en este caso, ha sido así.

Me da rabia terminar el post con una crítica negativa, pero este ha sido el orden de mis lecturas de 2022 y así se queda. Hace dos semanas empecé un libro de 700 páginas que me gustaría poner como cierre a esta lista porque me está gustando, pero diciembre es un mes de mucho trajín, de mucha cena, de mucha fiesta y de poca lectura, porque además de leer, tengo una vida, como diría la Pantoja, así que tendréis que esperar a mi lista del año que viene.

¡Feliz Navidad!