LIBROS 2021.

Como siempre os digo cuando me pedís que os recomiende libros: «recomendar un libro es como recomendar un novio», porque para gustos, los colores… Pues ¡estaba equivocada! En realidad, recomendar es muy fácil, lo que es difícil es acertar.

Y en estas fechas en las que los regalos son una constante fuente de preocupaciones y agobios, si queréis regalar libros y no tenéis claro cuál, os aconsejo que regaléis uno que ya os hayáis leído y que os haya emocionado, ya sea porque os ha tocado la fibra, porque os ha hecho pensar, reír o porque cada noche estabais deseando meteros en la cama, encender la lamparita de la mesita noche y devorar ese libro. Si aun así, resulta que el regalo no gusta, por lo menos podréis comentarlo.

Os dejo aquí mi lista de lecturas 2021. Este año he tenido 20 novios me he leído 20 libros:

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El enigma de la habitación 622: cuando tengo una racha de libros aburridos que no me enganchan, busco una novela negra para acabar con esa racha. Y eso no sucedió con este tocho esta novela negra que tanto me habían recomendado. Me costó terminármelo y me aburrió. Sé que voy a contracorriente, pero era la segunda oportunidad que le daba al autor y probablemente no eres tú, Joël, soy yo.

Guía del autoestopista galáctico: novela que hace una ¿sutil? crítica a la ciencia ficción con un toque de humor absurdo. De vez en cuando me gusta leer algo de este género y tengo poco que decir al respecto, porque todo aquel a quién está dirigido el libro, ya lo conocerá. Lectura fácil y como el humor absurdo me hace mucha gracia (soy rubia), me he divertido leyéndolo.

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Sábado, domingo: cuenta una historia y vuelve a contar esa misma historia muchos años después. Me habían advertido que no era su mejor novela, pero quise leérmela igual. En mi opinión es una novela corta que te hace pensar en lo relativa que es la memoria y la manera en que cada persona recuerda el mismo hecho de una manera completamente distinta. Me ha parecido un buen ‘Pasatiempo’. Se lee rápido y tiene muchas frases que molan, características del estilo Ray Loriga.

—Más fuerte que el odio: creo que no he leído una novela más honesta en mi vida. Es una autobiografía en la que el autor narra su historia de superación contando aspectos muy íntimos. Engancha y emociona, sin ser dramático (pese a que su vida es bastante drama). Me ha parecido muy valiente por su parte. Creo que es la típica novela que, dependiendo del momento en el que te la leas, te aportará unas cosas u otras.

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—Crónicas Marcianas: es la crónica de una supuesta colonización de Marte por parte de los humanos, que se escapan de La Tierra, que está al borde de la destrucción. Me encantan las descripciones de Bradbury y su manera de unir drama y humor. Son una colección de relatos que se pueden leer uno tras otro, o cada uno de manera independiente.

El hombre en busca de sentido: pese a tratar un tema tan trillado como el de los campos de concentración, este libro lo enfoca desde un punto de vista diferente a todo lo que yo había leído antes. No entra en detalle sobre las barbaridades que allí ocurrían y se centra en desarrollar el propio título del libro: ‘El hombre en busca de sentido’, es decir, las cosas que daban sentido a la vida de los prisioneros; pequeños momentos, recuerdos, etc, a los que se agarraban para sobrevivir, desde la propia experiencia del autor. Aunque no es un libro ‘agradable’ y puede que no sea para lectores excesivamente sensibles, sus apenas 200 páginas están llenas de lecciones y enseñanzas. Viktor Frankl era neurólogo, psiquiatra y filósofo y su manera de contar su historia, es bastante académica, por lo que hay que leerlo con calma (es corto, pero denso).

Loba Negra: si te has leído Reina Roja (anterior novela de este autor) y te enganchó, este también lo hará.

El arte de engañar al karma. cada vez que Elisabet Benavent saca libro, se vuelve viral (¡qué suerte!). Las novelas que me había leído hasta ahora, me habían entretenido. Para mí son cómo cuando llegas un viernes cansado y pones Sálvame de fondo para dormir la siesta. Cumplen su función: desconectar y no pensar. Sin embargo, ‘El arte de engañar al karma’ me ha aburrido, prefería poner Sálvame. Sorry!

Robots e Imperio (Serie de los robots 5)

Robots e imperio: me pasa lo mismo que con ‘La guía del autoespista galáctico’, no tengo nada que decir sobre este libro porque todo aquel a quién está dirigido ya lo conoce. Me encanta leer a Asimov. Nunca defrauda.

El ayuno intermitente: empecé a hacer ayuno sin darme cuenta. Suelo cenar pronto y bastante, por lo que al día siguiente amanezco sin hambre. Un día decidí no desayunar y vi que me sentaba mejor antes era de las que pensaba que si ponía un pie en la calle sin desayunar, me iba a desmayar. Ahora escucho a mi cuerpo, como dicen los del mindfullness… Pero no hace falta que un libro me lo cuente.

Miss Marte (Hispánica)

Miss Marte: me encanta Jabois, me encanta cómo escribe y me encanta su retranca gallega. No es que me haya parecido una gran obra maestra, pero es un libro fácil de leer (me lo leí en dos días) y con un final que me dejó con la boca abierta (no me suele pasar y me encanta la sensación).

El juego del alma (SUMA)

El juego del alma: me pasa como con Juan Gómez-Jurado, los libros de Javier Castillo son droga pura y este no podía ser menos. Si te gusta la novela negra, acertarás.

Calypso

Calypso: novela autobiográfica en la que David Sedaris se ríe primero de sí mismo, para después reírse de los demás (en este caso de su peculiar familia). Es una especie de tragicomedia (¿se dice así?) que me ha entretenido y me ha producido ternura a partes iguales. El característico humor negro de Sedaris, que muchas veces le hace parecer un loco, me ha hecho morirme de la risa. 

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Rey Blanco: sube a mi comentario sobre Loba Negra, cambia el título y aplícaselo a este.

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—La entrometida: Fleur Talbot es una señora que quiere ser escritora en los años 50. Mientras no puede hacer de su pasión, su profesión, empieza a trabajar para un snob inglés que tiene un club (de snobs) secreto y… ¡SE LÍA! Me ha encantado.

La bruma verde: Premio de Novela Fernando Lara 2020 (Autores Españoles e Iberoamericanos)

La bruma verde: puedo afirmar que ha sido mi libro favorito de 2021. Me lo regaló mi amiga Lu las Navidades pasadas y reconozco que semejante tocho me daba un poco de pereza y cuando lo empecé, lo hice con pocas expectativas; sin embargo, rápidamente me vi atrapada por la Selva del Congo. La he recomendado mucho y todo el mundo me ha dado feedback positivo.

Los días perfectos: 255 (Libros del Asteroide)

Los días perfectos: tiene muchas frases para subrayar. Te lleva por una historia que, aunque no es la más novedosa del mundo, hace que no puedas soltar el libro hasta que lo acabas.

La digestión es la cuestión: para los que nos desmayamos en cuanto vemos una aguja y nos da grima cuando nos hablan sobre cualquier cosa que tenga que ver con la medicina, pero aun así QUEREMOS SABER —ya sea porque tenemos un estómago delicado o porque sí— este libro es genial. Tiene un punto cómico que hace que las descripciones más explícitas, sean menos ‘desagradables’. Independientemente de que vaya a hacer caso, o no, a los consejos que dan, he aprendido mucho y ahora entiendo muchas cosas que me pasan.

Alas de plata: Una mujer con dos rostros y un pasado del que escapar (Serie de Faye nº 2) de [Camilla Läckberg, Maeva, Carmen Montes Cano]

Alas de plata: hay cosas que se ponen de moda de repente y que rápidamente se estiran y se desgastan, precisamente por ese uso extendido y no siempre bien entendido. Esto puede pasar con expresiones (estoy harta de ‘salir de la zona de confort’), marcas (no puedo con Mr. Wonderful) o movimientos sociales que terminan utilizándose como armas políticas. Ese es el caso de este libro que, aunque me ha entretenido, se focaliza tanto en el empoderamiento de la mujer que muchas veces ese feminismo metido con calzador me sacaba de la lectura. Me gustaban mucho más las primeras novelas de Camilla.

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—¿Dónde estás mundo bello?: ya sea para bien o para mal, Sally Rooney se ha convertido en un fenómeno cada vez que lanza libro (esta es su tercera novela publicada). Pese a que los personajes que se inventa, tanto en ‘Gente Normal’ como en ‘¿Dónde estás mundo bello?, me parecen tan neuróticos que se me hacen poco creíbles, me encanta cómo escribe, describe y la manera de contar historias de esta autora. No me ha parecido un libraco de decir OHMYGODESTOYDESEANDOQUESALGAELSIGUIENTE, pero me ha entretenido.

Y hasta aquí hemos llegado. Mientras hacía esta lista, me he dado cuenta de que, aunque todavía no soy capaz de dejar a medias un libro que me aburre tengo que trabajar en ello; no me gusta perder el tiempo, cada vez soy más exigente con mis novios lecturas.

CARTA AL MAREADOR COMÚN.

Se aproximan fechas de buenas intenciones y propósitos; uno de ellos suele ser el de dejar de fumar, ir al gimnasio desterrar a los desgraciados mareadores comunes que siempre están rondando y que ni comen, ni dejan comer. El perro del Hortelano de toda la vida. Para ayudaros, he diseñado esta plantilla para que la adaptéis a vuestro caso concreto y se la enviéis al mareador —o mareadora, que el mareamiento no entiende de género— de turno, en nombre de vuestra abogada de cabecera (abogada ficticia, a mí no me metáis en vuestras cosas que bastante tengo con lo mío). Os recomiendo enviarla por burofax con acuse de recibo, para aseguraros de que el destinatario la recibe antes de que acabe el año.

A ver si así podéis empezar 2022 teniendo la fiesta en paz:

«Por la presente, paso a participarle que su ex-novia/ligue/amante/nada (subraye el término que Vd. considere), Don/Doña _____________ (de aqui en adelante ‘mi cliente’), ha visitado este Despacho dándome cuenta de la actitud provocadora que Vd. viene motivando desde el pasado mes de/año/siglo _________ a través de RRSS, mensajería instantánea y llamadas telefónicas hacia mi cliente.

Como tengo por costumbre en estos casos y en evitación de molestias mayores y de gastos por nadie deseables, quiero apelar a su buen criterio, invitándole a que se persone en este Despacho antes de que termine el presente año (fines de semana y festivos permaneceremos cerrados), a fin de que, bajo mi supervisión, proceda a bloquear y a eliminar de su dispositivo móvil toda información que a Vd. le permita contactar con mi cliente (número de teléfono, email, dirección, etc), en el entendimiento de que si no se personare, entendería desechada por Vd. toda intención de solución amistosa de este asunto, por lo que, siguiendo instrucciones de mi cliente, ejercería de inmediato las acciones legales pertinentes ante los Tribunales de Justicia, lo que sinceramente confío evitar con la presente.

Asimismo, mi cliente ha procedido a la suspensión de todos los actos previstos en las próximas fechas a los que Vd. también tenía previsto acudir, los cuáles cito tal y como vienen en su calendario de Google: «Miércoles 22: cervezas prenavideñas»; «Viernes 24: aperitivo Nochebuena»; «Lunes 27: cumple Marisol»; «Viernes 31: uvas». Todo ello, a fin de evitar males mayores causados por las exaltaciones que el exceso de alcohol puede provocar y que, según mi cliente, «nunca llevan a buen puerto».

Para finalizar, quiero recalcarle que si Vd. hace caso omiso de este burofax y persiste en sus provocaciones dirigidas hacia mi cliente (ya sea por mensajería, señales de humo, paloma mensajera o cualquier otra vía de comunicación), estará actuando fuera del marco de la legalidad y será castigado acorde al delito cometido.

Sin otro particular, le saluda atte:.

Firma abogado«

SEÑORAS QUE SON CASA.

Muchas veces me voy a escribir a una cafetería. Tengo cuatro o cinco en el radar, pero no soy fiel a ninguna en concreto; me gusta cambiar de escenario. La gente me pregunta si no me distraigo con tanto barullo, pero me he dado cuenta de que me cuesta mucho más pensar en silencio, encerrada entre las cuatro paredes de mi casa. Me concentro mejor viendo y oyendo a la gente de fondo. Esos estímulos externos me abstraen y hacen que me evada y me olvide de cualquier mundo que no sea el de mi cerebro rubio. En mi casa, el estímulo externo que tengo es demasiado fuerte: la tableta de chocolate, que no sabéis los gritos que pega esa desgraciada desde la despensa. Así que yo me voy de ahí.

Domino's has just launched CHOCOLATE PIZZA and staying in never looked so  good

Sin embargo, la semana pasada, mientras estaba en una cafetería tomándome un capucchino con leche de avena y escribiendo un artículo sobre la familia de Hitler (otro día entramos en detalles sobre esto), hubo un estímulo externo tan fuerte que dejó a la tableta de chocolate a la altura del betún. Distracción máxima. El estímulo provenía de dos señoras de unos 75 años que se sentaron en la mesa de al lado:

—Dice el Notario que me separe de Fernando—manifestó sin más preámbulos la señora que se iba a sentar mirando hacia mí, mientras apoyaba sobre el respaldo de la silla su abrigo de visón. 

No lo pude evitar, desconecté mis auriculares y fingí seguir concentrada en mi cuaderno de tapa dura y hojas rayadas: «Otro capucchino con leche de avena, por favor», le dije al camarero cuando se acercó a tomar nota a las señoras.

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Pronto descubrí que la señora que había hecho tal declaración, se llamaba Adela. Adela tenía el pelo gris, con la largura adecuada para taparle las orejas, pero precisa como para dejar que se asomasen unos pendientes de esmeraldas que, supuse, le habría regalado el tal Fernando en alguna ocasión especial, cuando corrían tiempos mejores para el amor.

—No le aguanto más,—continuó Adela—se ha convertido en un cascarrabias. Me da pena que después de tantos años juntos, vayamos a pasar los últimos años de nuestra vida así, sin hablarnos, pero yo ya no sé qué hacer.

Su amiga asentía y de vez en cuando murmuraba un par de monosílabos: “Ya, ya”, “sí, sí”. Su función era dejar que Adela se desahogase.

—No sabes lo duro que es vivir con una persona así—continuó Adela mientras devolvía con fuerza su taza al platito, salpicando su lado de la mesa de gotas de café—. En el Camino de Santiago estuvo insoportable. Además ¡camina lentísimo! Yo hacía cuatro kilómetros en una hora y él no llegaba a caminar tres. Y otra cosa te voy a decir: fue un auténtico impertinente con Mariví y Leandro. 

—¿Qué me dices? ¿Por qué?—le animó su amiga a continuar.

—Pues porque a ellos no les gusta el pulpo y Fernando, venga a ponerles pulpo en cada comida, ¡Le daba igual! Hasta que le dije: «son mis invitados y vas a comportarte”—Adela dio otro sorbo a su café y volvió a depositar la taza sobre el platito, esta vez con cuidado—. Yo pensaba que caminar nos iba a reconciliar, que él iba a cambiar ¡Hasta el Padre Luis intentó hablar con él! Pero no hay manera.

—Yo hace tiempo que no te veo bien, Adela y ¿por qué no te separas? Nunca es tarde— se atrevió por fin a decir su amiga.

—Eso me ha dicho el Notario.

En ese momento recibí una llamada fatalmente inoportuna, pero insilenciable. Cuando diez minutos después, colgué, Adela y su amiga se estaban poniendo sus abrigos de pieles (ahí había poderío) y se reían mientras se levantaban. No sé si Adela se fue con una decisión tomada o no, pero seguro que se sentía más aliviada tras haberle confesado a su amiga su problema con Fernando.

Me llamó la atención ver a dos señoras de esa edad mantener una conversación de esas características; muy parecida a las que yo he tenido ayer con 15, 20 y 35 años. Parece que el silencio es señal de madurez, clase y elegancia; símbolo del ‘saber estar’, pero pese a que se diga que los trapos sucios se lavan en casa y que airearlos no esté bien considerado, probablemente para Adela, su amiga era lo más parecido a ‘casa’ que tenía en ese momento.

Cerré mi cuaderno rayado de tapas duras con el artículo de la familia Hitler a medio terminar: «¿tarde poco productiva? Puede ser, pero me he dado cuenta de que tengo varias ‘casas’ y además, sé que también se me considera la ‘casa’ de algunas… ¡Soy una afortunada en esto de los inmuebles!». Me levanté y me fui.