Vergo no es un cactus. Vergo es un tojo tropical. Y eso lo decidí yo porque en esta casa el algoritmo que manda y dispone sobre los nombres de las cosas, es la que aquí habita y esa soy yo. Así que al ver que la planta me la mandaban desde Galicia, decidí que sería un tojo tropical. El tojo es el típico arbusto gallego que también tiene pinchos. Su nombre, Vergo, también lo decidí yo y no hace falta que os explique el motivo. Observad su figura y sacad vuestras propias conclusiones.
Como no podía ser de otra manera, mientras desenvolvía a Vergo con ansia viva, me pinché. Desde luego, el señor que empaquetó a Vergo y no puso una advertencia por fuera en plan: ¡OJO QUE PINCHO!, es como el vicario de Satanás en la tierra ¡A traición! En el momento del pinchanzo me convertí en la Bella Durmiente y me quedé dormida, pero en vez de venir a despertarme un príncipe con un beso, me despertó el mensajero con unas flores que venían en un jarrón con forma de gato. No me gustan los gatos, pero el jarrón es lo más y ya gobierna mi salón. Otro día os lo enseño, que hoy he venido a presentaros a Vergo y no quiero robarle el protagonismo.
¡Larga vida a Vergo!
Me está costando el lunes, mi cabeza hoy va a ralentí y creo que por eso me ha salido este texto disparatado.
Haber llegado al punto en el que ‘no tener tiempo’ sea algo de lo que estar orgulloso, es el mayor de los fracasos.
“No tengo tiempo para ver a mis amigos, no tengo tiempo para ir al cine a ver esa peli que me apetece, no tengo tiempo para hacer deporte, no tengo tiempo para llamar a mis padres… Tengo mucho lío”
Creo que presumir y asociar ese concepto al éxito es un error.
La vida pasa y un día se acaba. La vida es tiempo y no tenerlo es un tipo de pobreza. Por algo dicen que el tiempo es oro ¿no?
Bueno, bueno, bueno… ¡la que se avecina, queridos fanes! Y no me refiero a lo que pasará en este país cuando se agoten las reservas de ron, whisky y ginebra… Me refiero a que ya hemos entrado en el mes de MI CUMPLE!!
Todavía faltan unas semanas y antes del evento pretendo correr la Media Maratón de Madrid, que es algo que decidí autorregalarme hace bastantes meses. Sé que hay gente que no entiende que esto sea un ‘regalo’, pero cruzar una línea de meta siempre es un premio; más aun después de estar sin participar en carreras desde hace dos años.
Pero al lío, que lo de cruzar la línea de meta es algo que tengo que currarme yo misma a base de entrenamientos y no comer chocolate.
Me imagino que estaréis como locos dándole al coco pensando con qué regalo me podéis sorprender… Y para eso estoy yo aquí ¡para facilitaros la vida! Seguid leyendo y el éxito estará asegurado:
Nebra Sky Disk
Esta es una de las representaciones más antiguas del cielo que existen. Y a mí, que me vuelve loca todo lo que tiene que ver con las estrellas Galicia, me encantaría poder colgar esta pieza única en mi salón.
Se exhibirá en el British Museum, así que solo tenéis que ir allí y robarla.
Cactus grande.
Prometo no matarlo como hice con el último, al cuál regué hasta el ahogamiento :__( Contrastaré con un jardinero las medidas idóneas para que sobreviva.
Tengo tantas ganas de tener a ese ser en mi salón, que ya me visualizo abrazándolo, mientras veo una comedia romántica de Bradley Cooper una tarde lluviosa de domingo.
Y ya que estamos pidiendo y sugiriendo, sería todo un detalle que la planta me la trajese este señor para que suplante al cactus en el tema de los abrazos. Mi integridad física lo agradecería.
Golden Goose
Este post lo empecé a redactar hace unas semanas y como siempre, unas Golden Goose formaban parte de la lista; pero por el camino, me encontré con estas bellezas y no pude resistirme a autorregalármelas… Así que ya no hace falta que me las compréis, pero son tan bonitas que quiero ponerlas aquí para que veáis qué guapos están mis pies.
Barbour verde.
Parecido al regalo anterior. No me lo he autorregalado, pero ‘alguien’ que ha tenido enchufe, ha visto esta lista antes que los demás y se ha adjudicado este regalo… CAN’T WAIT!
Preludio a la Fundación, Isaac Asimov.
No encuentro este libro por ningún lado y es el siguiente que me toca leer de este señor… He preguntado en muchas librerías y no lo hay. Lo quiero en papel, no quiero caer en formato ebook; ya sé que es mucho más cómodo y que blablablabla, NO.
He escuchado que como la serie está triunfando (yo no la he visto), probablemente reediten los libros, así que a lo mejor este regalo lo reciclo para el año que viene, pero yo ahí lo dejo, por si acaso.
Este bolso.
No lo venden en la tienda porque es vintage, así que tendréis que robárselo a vuestra madre o abuela. Así me haréis un doble regalo, que yo aprecio muchísimo el valor sentimental de las cosas.
Fijaos, por favor en el tamaño del mismo; tiene que caber el ordenador + cuadernos + botella de agua + móvil + cartera + una bufandita por si refresca. Soy Mary Poppins Lo quiero para el día a día y si no caben todos mis utensilios, no me vale.
Vestido.
Este vestido que veo casi todos los días de camino al gimnasio en el escaparate de Forte Forte y que me pone ojitos.
Equipación NIKE.
No necesito, pero es algo que siempre, siempre, siempre voy a utilizar. Me apetecen unas mallas chulas de largura pirata, tiro alto y talla XS (otro formato no vale porque me parecen incómodas), pueden ser estampadas, pero no demasiado cantosas.
Seta Puff.
Se puede ver algo infantil, pero es lo que tiene cumplir 16 años y querer vivir en Nunca Jamás. Yo creo que esta setita quedará preciosa al lado del cactus bajo las posaderas de Bradly Cooper.
Jarrón cara.
Hoy me he levantado dando un salto mortal, he tropezado con la pata de la cama, dando volteretas he chocado contra la cómoda y se ha caído un jarrón… Así que necesito otro. Concretamente este.
Y aunque ya sabéis que soy la Arzobispa de la Iglesia del Chocolate, no quiero nada relacionado con él. Dadle un poquito más al coco que os lo he puesto caro fácil.