«Buenas tardes, Señorita de Maíz.
Soy un mozo que tiene una duda que le atormenta.
Últimamente, tras una vida enfocada casi por completo a la música, en casi todas sus modalidades, he descubierto que ahora todo gira en torno al reggaeton, y lo odio.
En los bares se oye, en las discotecas se oye. En la celebraciones, en las fiestas… Hasta en la calle se oye gracias a que los jóvenes van con sus altavoces portátiles a todo trapo con ella puesta, como si esto fuese el Bronx.
Y yo no sé qué hacer. Si no volver a salir nunca y que la juventud disfrute de lo que ha elegido, o colgarme de nuevo los auriculares y enfrentarme a cara de perro contra esa creación de Belcebú en forma de Maluma.
Ya sé que no le puedo poner puertas al campo, pero lo que tampoco quiero es que esa matraca lo inunde todo y no haya alternancia musical en los bares.
Igual que a mí no se me ocurriría pedir Leiva en Ushuaïa, ¿no se puede llegar a un acuerdo tácito para que no se pida la mierda de reggaeton en un bar en el que se escucha pop-rock?
Muchas gracias por su tiempo y comprensión.
P.D.: El baile del pollo, ¿qué base musical usa? Igual ese sería un buen punto de partida».

Querido melómano:
Sabes que te tengo por una persona con un excelente gusto musical, ambos amamos a Leiva por encima de muchas cosas y nos venimos arriba con Los Nikis… Dicho esto, HOY QUIERO CONFESAR que si necesitas reggaeton, dale si estoy en un bar y suena Maluma, se me aviva el alma, me subo a la tarima/mesa/barra/persona más cercana y empiezo a bailar el pollo. Ya está. Ya lo he dicho. También me sucede con el pop-rock, por supuesto. Y con la música de los 80. Soy una persona que se adapta a todo. Bueno, el flamenquito me cuesta, aunque poco a poco me voy acostumbrando el pollito va aprendiendo a dar palmas. Así que aquí tienes la respuesta a tu última pregunta: el pollo se adapta a cualquier género musical y tú, con mi ayuda, vas a tener que hacer lo mismo.
Dicen que la música es la medicina del alma, aunque observo que en tu caso, el reggaetón te sienta como un bofetón. Lo primero es reconocer el problema. Hay gente a la que no le gusta la cerveza, gente a la que no le gusta el chocolate y gente a la que no le gusta el reggaeton. Tiene que haber de todo en el Reino del Señor, pero querido melómano, aunque hay vida más allá de Daddy Yankee y J. Balvin, hasta en las fiestas más pomposas y llenas de glamour suenan acordes reggaetoneros mientras las mujeres se suben un poco los vestidos, los hombres se desabrochan un par de botones de su camisa y se empieza a bailar perrear, ya tú saes, papi.
No te voy a negar que las letras de esas canciones son un horror y que han sido podrían haber sido compuestas por un equipo de simios.

Pero como bien dices, no se le pueden poner puertas al campo, la gente ya no va en un submarino amarillo, ahora prefieren subirse al auto a hacer travesuras y de nada sirve taparse los oídos. Hay que afrontarlo y por eso te voy a dar unos consejos para sobrellevar el trance… ¡Súbeme la radio!:
- Ponte piripi. Aprovecha ese momento en el que Maluma entona un tema para ir a la barra a por
otro tragouna cerveza. Ahoga el reggaeton en alcohol. El piripismo lo arregla todo. Probablemente, cuando lleves seis cervezas encima, te arranques y cantes hasta las rancheras (me lo ha dicho una amiga). - Baby, tú lo sabes, el ser humano, por defecto, nace cotilla, así que entrena a tu cerebro para que
atraviese el malecónomita la música y se centre en escuchar conversaciones ajenas. La información es poder. Además, es muy entretenido (me lo ha dicho otra amiga). - Vete a casa (en taxi); tengo otro amigo (sí, soy muy social) que me dijo que a su novia la conoció en un taxi, piii-piiii.
- Acércate al DJ e intenta pedir algo de pop-rock. Mi consejo es que tampoco seas muy atrevido con el género musical solicitado; yo en un evento al que asistí en calidad de Influencer de Palo, le sugerí al DJ que pusiese Beethoven y él me respondió que eso no era el Teatro Real (era Pachá Ibiza y el DJ era Guetta, pero por intentarlo que no sea).
- Dile a un amigo ‘vente pa’ca’ y daos una ‘putivuelta’, a lo mejor encontráis a otras dos
rarasanti-reggaetoneras y termináis muy felices los cuatro. - Por último, y por mucho que te pese, el reggaeton es la banda sonora de este principio de siglo millenial, así que cierra los ojos, escúchalo, gósalo y baila, baila, bailá… La gente que sabe bailar decentemente reggaeton está súper en forma; tan en forma que si el reggaeton fuese un futbolista, el Real Madrid lo habría fichado. Piernas de acero aseguradas. Y eso es lo que te llevas.
Y vosotros, ¿Cantáis en la ducha canciones de Cepeda? ¿No os gusta la cerveza? ¿Se os encrespa el pelo con la humedad? Sea cual sea vuestro problema, podéis debéis mandarme vuestras consultas mediante un DM a mi Insta y/o Twitter (@palomitazdemaiz) y yo intentaré arreglaros la vida con un post.
