Antes de nada quiero avisar a mis maltratados lectores de que hoy no voy a dedicar el post a alabar el arte de, por ejemplo, Caravaggio, con pedantes referencias a su escuela y obra. Principalmente, porque no sé quién es ese señor, pero me suena su nombre hoy he venido aquí a hablar sobre mí, sobre lo que me gusta y lo que me hace feliz. A quién no le interese, que pinche en la X y cierre; yo no me voy a enterar.
Empiezo haciéndoos saber que, como la mayoría de los mortales las personas decentes, soy feliz metiendo la cuchara el dedo en el bote de Nutella un domingo de lluvia mientras veo una película de ‘no pensar’. No soy muy original, lo sé. Me encanta el sushi, pero no me des un maki relleno con un triste trozo de pepino y baritas de cangrejo, ¿qué os pensáis que soy? ¿El camión de la basura? Soy incapaz de resistirme a un postre de chocolate, aunque me estoy convirtiendo en experta catadora de tiramisús. Formo parte de la liga de las que comen pizza con piña y suelo dejar los bordes (para el final).
Tampoco me resisto a asomarme por la ventana cuando hay tormenta para ver si me parte veo un rayo. No me asustan. Sin embargo, veo una arañita y me da el PÁNICO de la vida. No puedo, no puedo, no puedo. Me divierte inventarme la letra de las canciones y todos los días de mi vida tengo que comer chocolate. El chocolate me hace vibrar.
No necesito tomar café en mi día a día, pero cuando lo tomo, me gusta sin azúcar y nunca después de las 17.00 h. o el insomnio llamará a la puerta de mi alcoba. Cada vez que voy a una ciudad en la que hay tienda Disney, me compro una taza, pero no vale una taza cualquiera, tienen que ser las de la colección de figuritas de personajes Disney. Cuando encuentro LA TAZA, doy saltitos por la tienda. Mi última adquisición fue en Italia, una taza de Pinocho. Es bastante fea No es la más bonita, pero tenía que ser esa. PINOCHO, ITALIA.
Mi preferida es esta:
Pienso Sé que correr no es de cobardes. Corriendo soy una bomba de optimismo, alegría, fuerza y tranquilidad. Correr saca lo mejor de mí y me hace vibrar. Sin embargo, soy malérrima jugando al pádel. Tengo que aceptarlo.
No me gustan los pimientos del piquillo a menos que estén rellenos de marisco. En ese caso dejo el plato limpio y reluciente. Me pasa lo mismo con el bacon, solo me gusta en la pizza. Amo la morcilla y el helado de Cookies & Cream y daría mi reino por un tazón de leche con Cola Cao y muchas galletas machacadas dentro… Se forma una especie de masa con mala pinta que también me hace vibrar. Soy muy feliz con esa guarrada.
Odio hablar en público. Eso no me hace nada feliz. Tampoco soporto a la gente negativa que siempre se está quejando. FUERA. De la gente rata me voy a abstener de opinar, solo les deseo que les toque la almendra amarga del surtido de frutos secos que no se dignan a compartir.
Si no viviese en La Coruña, viviría en Madrid. De hecho, Madrid también es casa; ir a la capital del reino me da la vida. Me encanta viajar y no me importa repetir destino. Nunca se hacen suficientes viajes a Nueva York, tengo ganas de volver a París y frecuento las Islas Afortunadas porque soy adicta al sol. También disfruto un montón necesito estar 24 h. sola después de un viaje en grupo.
El acto de dormir es sagrado. Tengo que dormir sin luz ni ruidos. En los hoteles pongo algo delante de la TV para tapar las lucecitas rojas que a nadie le molestan. Pues a mi sí (es una tarita que tengo). Si un novio ronca, lo echo de mi cama (y de mi vida).
¿Zumo de naranja de bote? Me remito a lo dicho sobre el sushi de pepino (no soy el camión de la basura). La gente de bien toma zumo de cebada recién exprimido. Mi bebida favorita es la cerveza, aunque los jueves le pongo los cuernos con una copa de vino y un huevo frito (sin puntilla). Me hace mucha ilusión que la gente se acuerde mí y me envíe documentos gráficos cuando se toma una Estrella Galicia por el mundo adelante.
ODIO el tabaco, aunque una vez tuve un novio que fumaba y le quise mucho. Para que un chico me guste de verdad, tiene que hacerme vibrar por dentro, es decir, que cuando reciba una llamada suya, la vibración del móvil se transmita a mi estómago. Eso me sucede pocas veces cuando el tránsito de Venus pasa por Escorpio (mi signo) y se alinea con Júpiter bajo la influencia de Saturno.
No tengo tatuajes ni piercings. Veo una aguja y me desmayo. Tengo diastema dientes de conejo y no me importa. Sonrío mucho para enseñárselos al mundo.
Enid Blyton me introdujo en el mundo de la lectura desde muy pequeña. He crecido leyendo los 21 libros de ‘Las aventuras de los Cinco’, no me extraña que esta señora siga siendo la autora más querida en el Reino Unido (por encima de J.K. Rowling, la madre de Harry Potter), todavía sueño con ver la isla de ‘Kirrin’, descubrir a contrabandistas y… OH MY GOD, ESOS DESAYUNOS INGLESES. La novela negra es mi género favorito. Me encanta leer antes de dormir.
Mi fruto seco preferido: los anacardos. Me encanta caminar descalza por el campo, tengo muchas cosquillas y la hierba en los pies hace que me ría sola. Me suelo quedar aun más tonta mirando el mar y los sábados desayuno tostadas de aguacate con salmón y huevo.
YA ESTÁ.
TALUEGOOOOOO.
HOY ESTOY SEMBRADA. 