Nada mejor que despertarse una mañana de marzo, totalmente descansada y descubrir que un osado rayo de sol entra por la ventana, para darse cuenta de que la primavera ya casi está aquí, acechándonos detrás de un cerezo.
Yo a esta primavera le pido lo mejor para los míos y para los tuyos. Le pido un baño de espuma, comprar flores sin motivo y unos gin tonics en una terraza de Madrid después de comer. Le pido también que las pesadillas no se hagan realidad y que solo se cumplan los sueños bonitos.
No le pido los ‘diamantes’ de Audrey Hepburn, prefiero helados de pistacho los domingos. Le pido descansar más, pero sin dejar de bailar hasta el amanecer. Le pido ilusionarme e ilusionar; le pido aportar, improvisar, descubrir caminos nuevos y vivir cada segundo.
Le pido zumo de naranja natural por la mañana y unas onzas de chocolate negro por la noche mientras veo tres capítulos seguidos de Girls. Le pido no olvidar lo importante y le pido también coger el teléfono y llamar más a esas personas que están lejos. Le pido dar los buenos días con una sonrisa, aunque sea lunes y cantar a viva voz cada vez que suenen Los Piratas. Le pido seguir enseñando el ombligo y que mis piernas me permitan seguir volando por el asfalto.
La vida está llena de pequeñas alegrías, y yo a esta primavera le pido saber distinguirlas… Y ¡que el fin del mundo nos pille bailando!
Maravilloso post! Tengo sentimientos encontrados respeto a la primavera. Por un lado, me encanta ver esos diazas y por otro, altera bastante mi estado de ánimo, insomnio etc… Sigue así porque lo haces genial 🙂