
Estos días están siendo como un verano anticipado y estoy subiendo más fotos de lo normal. Y más que subiré. Es verdad que no cuelgo la mayoría de las fotos que hago, pero no por mí, sino por vosotros; porque no quiero ser cansina, ni saturar. Porque ¿a quién le importa si hoy he comido sargo al horno o si he corrido 10k? A nadie. Pero después, dándole otra vuelta al tema, también pensé : ‘Palo, esta es TU cuenta de Instagram y ¿te da cosa ser cargante y molestar a los que te siguen porque les da la gana? ¡Si tus fanes te aman!”
Además, como para ciertas cosas tengo una memoria regulera y suelo olvidarme de lo que vi, de lo que comí y de lo que hice, utilizo Instagram como álbum de recuerdos en el que dentro de unos días —cuando esté derritiéndome en los pozos del infierno de Madrid— veré esos chapuzones a última hora, reviviré los botes que di en los conciertos, o recordaré esas cerves que me tomé con mis amiguis, que siempre son la mejor compañía. Y a mí qué me importa si alguien piensa que soy una pesada; todo esto es una guarida montada para que se refugie la Palo del futuro.
Por cierto, cómo tengo las hortensias, ¿eh Mari?