Querida Primavera:
Hace mes y medio que Mario Picazo notificó su llegada y hace tres meses que El Corte Inglés viene anunciando que para ellos ya es Primavera, aunque está claro que usted, como siempre, hace lo que le da la gana. Pero mire, ¿no se da cuenta de que ya estamos en (casi) Mayo y aquí seguimos con el abrigo de borreguillo y los calcetines de lana todavía puestos?
Normalmente por estas fechas solíamos estar con el pinrel al aire, celebrando el Día del Trabajo sin ir a trabajar; muy coherente todo, aunque no voy a ser yo la que proteste por ello. Por cierto, hablando escribiendo de trabajo; yo no quiero ser cínica en este tema, y he de reconocer que en realidad, personalmente me encantaría no celebrar el Día del Trabajo, ser multimillonaria, no dar un palo al agua y si a usted no le apetece pasarse por aquí, coger mi jet privado e irme a Malibú a buscarle (si Primavera no va a la montaña, la montaña va a Primavera). Pero bueno, dejemos mis aspiraciones para otro post.
Continuando con el tema que nos trata, ahí está ese refrán de “La Primavera, la sangre altera”; ¡¡Cuánta razón en tan pocas palabras!! Si es que estamos todos tan blancuchos que hasta se nos marcan las venas azules y parecemos príncipes y princesas de sangre azul!! Y a mí me encantaría ser una princesa para tener un reino y cantar con los animalitos del bosque por las mañanas, mientras una ardilla me peina mi cabello rubio, pero jamás he visto a una princesa (y animalitos) con abrigo largo y botas, que quiere que le diga. La sangre azul se lleva por dentro y la tez morena favorece un montón.
Y esto es todo, parece que este año, en el Día del Trabajo, no vamos a enseñar más piel que la de nuestros abrigos y ya si eso, cuando a usted le venga bien, aparezca y ya le mostramos nuestros pinreles blancurrios con venas azules. Usted antes molaba señorita señora Primavera.
Con mucho amor y cariño,
Una aspirante a princesa vividora de su del cuento.
HOY ESTOY SEMBRADA. 