MOSCHINO, PRIMAVERA 2016.

Los desfiles de MOSCHINO, o más bien de JEREMY SCOTT, no son solamente un acontecimiento de moda; son algo más que la expectación ante una esperadísima colección. Los desfiles de Jeremy Scott son una fiesta de color, de imaginación, en los que hasta un niño de 5 años se quedaría con la boca abierta.

Cuando desafías al peligro, es complicado saber dónde está el límite,: “esto sí, esto no”. JEREMY SCOTT sabe cómo hacerlo; sabe cómo dejarnos a todos pasmados, estupefactos con cada detalle. Jeremy Scott ha creado un mundo lleno de ironía y sentido del humor. Sus diseños gritan ¡¡FIESTA!! y no iba a ser menos con la Colección que presentó en Milán para la próxima Primavera 2016. La invitación ya presagiaba la temática: un casco de obra con el logo de la marca. Sobre la pasarela, muchas señales de precaución, las modelos, impecables, parecían surgir de una ‘obra celestial’ y vestían prendas reflectantes con colores llamativos, vestidos troquelados que imitaban rejilla de plástico; utilizaban conos de obra y señales como bolsos o cascos a modo de tocado.

Jeremy Scott incluyó prendas referentes a dibujos animados que le dieron al desfile el toque infantil y descarado que caracteriza a sus colecciones; en esta ocasión le tocó el turno a Las Supernenas y a la estética cómic con colores potentes, mezclas imposibles (que él hace posibles) e inspiraciones Pop:

Para finalizar el desfile, montó un auténtico centro de lavado de coches. Las modelos se atusaron con sus mejores galas, consistentes en vestidos-rodillo, limpiaparabrisas, chubasqueros, etc.

Me pregunto si desde el front-row, los invitados se meterían en el papel de obrero y gritarían frases del tipo: «¡Ay qué curvas y yo sin frenos!», «¡Eso es carne y no lo que le echa mi madre al cocido!», «¡Quién fuese bizco para verte dos veces!»

La tendencia está servida, próximamente en su obra más cercana.