
Los veranos suelen ser bastante parecidos los unos a los otros. Hace calor, la gente se va de vacaciones, se toman cañas y tintos de verano en terrazas, se dan paseos degustando helados y los jóvenes se enamoran. Los pueblos están de fiestas, en el ambiente huele a garrapiñadas, y la cartelera de cine es bastante ‘escasa’. La tele se convierte en una repetición constante de programas, en la radio suena la canción del verano en bucle y los periódicos, al contrario que yo, adelgazan.
Y así ha transcurrido mi verano, mucha caña, mucho helado, playa, olor a aftersun y mucho suelo bailado. Aunque, como cada año, tengo historias que contar y hoy estoy aquí para relataros la anécdota de la botella asesina.
Me encantan las Rías Bajas o Rías Baixas, como prefiráis llamarlas, me encanta el clima, las playas, la gente y, como buena coruñesa y DESDE EL RESPETO, odio a muerte no me cae del todo bien el Celta.
Mi encuentro con ella – con la botella asesina – fue en una discoteca de Baiona, Villa Rosa. Todo ser que haya pasado algún día de su periodo estival en esta zona de Galicia, conoce Villa Rosa. Eran las 4 de la mañana y yo no he dormido nada, pensando en tu bellesa, el garito/palacete estaba ‘petao’ y yo solo quería una cerveza saciar mi sed en medio de esa jungla.
Cuando conseguí colarme y me que me diesen mi cerveza, tesoro Estrella Galicia, me dispuse a ingerir el preciado oro líquido. Fue entonces cuando una mano pervertida le dio un manotazo al culo de mi botella asesina. Resultado: paleta de mi diente rota. Me agobié un poquito y me hice un selfie de diente para ver el estropicio (me negaba categóricamente a hacer la cola del baño y para eso está el iPhone, para hacerme selfies); reenvié la foto a mis múltiples grupos de guasap (tenía que contarlo!!) y la verdad es que la rotura era inapreciable para el ojo humano (no así para mi lengua). Decidí salir a la terraza y proseguir bailandooooo con tu física y tu química y también tu anatomía, la CERVEZA y el tequila.
Mi sorpresa fue cuando me fijé en el pequeño gran detalle de que mi botella de Estrella Galicia estaba serigrafiada con el logotipo del CELTA ELTA ELTA… (así resonó en mi cabeza cuando me di cuenta del tema). En ese momento decidí bautizar a mi botella como La Botella Asesina, eso sí, no dejé ni una gota de la deliciosa cerveza, que lo cortés no quita lo valiente y yo he venido aquí a emborracharme disfrutar de mi cerve.

Moraleja: la belleza está en el interior.
Aparte de eso, disfruten ustedes de a relaxing botella asesina de Estrella Galicia in Villa Rosa.

**Un saludito a Mabe, a Mery y a Mendi**
El que fuese una botella de La Estrella, aun llevando el escudo del celta es lo que te salvo. Si llega a ser de otra marca seguro que te rompe el diente entero jejej
Un beso y sigue haciéndonos pasar un buen rato con tus artículos
Viviana